En cuestiones de asistencia, según informó la Fundación El Libro (organizadores de la feria), finalizó con récord, pasaron 1.324.500 de personas durante los 19 días.

Un espacio amplio, que durante varios días, se desarrolló diferentes actividades culturales, girando alrededor de la literatura. Desde hace años se presentan diversos puestos de stand de editoriales y librerías (pequeñas y grandes), stands culturales de provincias y países, en donde no solo se venden libros, sino también se generan entrevistas públicas, charlas, firmas, homenajes, eventos musicales, entre otras cosas. Algo esperado, aparte de las firmas de los autores, son las exposiciones de presentaciones y celebraciones que se hacen en varias salas con personalidades destacadas de la cultura, la política, el espectáculo y el arte nacionales e internacionales. También figuraron medios de comunicación en vivo y los correspondientes lugares gastronómicos. Sectores para chicos, como también de tecnología, ideologías, fútbol y demás. En resumen: Menos o más, intenta la feria ser completa y pluralista, aunque nunca será ajena de críticas de cualquier índole.

Pensado para Moochila, un proyecto que en su gran porcentaje en contenido lo llena de música,  me gustaría “rebobinar” y repasar un poco el espacio que se le dio al arte musical. Desde ya, después de tantos días, sería una tarea ardua y difícil escribir una crónica detallada de absolutamente todo lo relacionado a la música, pero al menos sirva de ejemplo. Con las disculpas correspondientes de todo lo que quedó afuera, esbozo un recorrido de la importancia de la música dentro – y por el costado -  en el universo de los libros. Muchas veces el silencio es clave para la lectura, y desde ese punto sería atrevido proponer la música como un acompañante apropiado.   

Las dos primeras partes no son tan extensas como será la última, que por extensión deje al final. Ameritaba en la tercer parte que el contenido de literatura referida a la música sea un poco más desarrollado con nombres de editoriales y libros, cosa que en las primeras partes no especifiqué demasiado. En una feria propiamente del libro como tal y su intención de promover la lectura, me pareció que darle un lugar importante en el texto periodístico a nombres, editoriales y librerías-distribuidoras sería lo apropiado. Prosigo, en rasgos generales, a describir las dos primeras formas que estuvo presente la música.

La primera fue el sonido ejecutado en vivo de diversos géneros musicales. Por ejemplo, música más autóctona se presenciaba en stands culturales de provincias y países. Así se vio y escuchó pequeñas intervenciones de músicos y cantantes brindando shows – algunos de ellos con vestimenta o instrumentos típicos del lugar – en el stand o acompañando en celebraciones y charlas que se realizaban en salas.

La segunda forma en que estuvo presente la música fueron las charlas que se generaron en diversas salas y stands, como en lo primero mencionado más arriba sobre los shows musicales, no especificaré ninguna en particular.

La tercera y última forma me explayaré más y comienzo con el stand más gráfico del tema, Melos, no hace falta especificar la venta de sus obras literarias, un stand dedicado a las – como informa su subtitulo – ediciones musicales.

En la Editorial SB, pude visualizar tres libros en fila de la autora Ana Lucia Frega: “Mujeres de la música”, “Los instrumentos musicales autóctonos de América Latina” y “Borges y la música”.

Siglo Veintiuno editores tenía  “El Jazz en acción” (de segunda edición) escrito por  Robert Faulkner y Howard Becker, entre títulos de una editorial que se mueve por los campos de las humanidades, ciencias sociales y divulgación científica.

La ciudad invitada de honor, La Habana, también expuso libros de música cubana como una biografía de “Benny Moré: El símbolo de la música cubana”, de Rafael Lam. También se leía en las portadas “Claves de armonía” de Iliana Zalda García, “El Himno Nacional de Cuba”, “Caminos de la musicología”, “El imperio del jazz”, entre otros títulos puestos en una mesa, que también contenía una serie de cds de varios artistas.

El stand de GCBA tenía un espacio considerable a la vista que mostraba libros que en sus portadas figuraban el rostro de cantantes como Gustavo Cerati, Charly García, Spinetta, entre otros.

En la sección de cultura de Marea Editorial observé “Verdad tropical” de Caetano Veloso, “Canto Rebelde” de Oche Califa, “Brilla la luz para ellas” de Romina Zanellato y “Don Ata” de Manuel Urtizberea.

En el espacio de Agape Libros, una editorial que se dedica en su mayoría a la cultura religiosa y teología cristiana, Paco, el chico que atendía, buscó para mostrarme tres títulos referido a la música y halló de su editorial: 3 libros escritos por Fernando Ortega – el último en co-autoría con Claire Coleman – “Amadeus”, “El Dios de Mozart, el Mozart de Dios” y “Junto a Mozart”, no hace falta mencionar de quién se trataban los tres libros. Paco recordó, aunque no pudo encontrarlo, otro libro que tienen llamado “Música y misión” de Silvia Virginia Vera y que su autora pasó por su stand a saludar.

Luego había espacio para librerías, distribuidoras, con espacios propios de la temática o se hallaban entre las ofertas y libros sueltos. Editoriales o distribuidoras conocidas que también venden de ajenos a su propio material, los stand ofrecían en su variedad de material incluso libros de editoriales que contaban con su propio stand, por ejemplo, en Dickens se encontraba una publicación de la editorial Fondo de Cultura Económica “La gran transformación en el gusto musical” de William Weber.

Un lugar dedicado a la música disponía Ediciones Continente, con libros que destacaban como “Bowie de la A a la Z. La vida de un icono” (Robin Book Manontroppo), “Come as you are: la historia de Nirvana” (Editorial Contra), “Bob Dylan, años de luces y sombras” (Robin Book Manontroppo), “Metallica. Furia, sonido y velocidad” (Robin Book Manontroppo), “Los grandes compositores” (Robin Book Manontroppo), entre otros títulos. Waldhunter exponía “Del origen y reglas de la música” (Editorial Maxtor), escrita por Don Antonio Eximeno. Por Ediciones Libertador, observé “Verdi y su tiempo” (Editorial El Ateneo) o “Astor Piazzolla: Su vida y su música” (Editorial El Ateneo).

Libros de los Beatles, de diversas editoriales,  hubieron en varios sitios, pero al no recordar (y tampoco sacar foto con datos o anotar) prefiero no especificar, pero si destacar que estuvieron, lo mismo con el tradicional clásico del Martin Fierro. El pabellón Ocre se encontraban – en la mayoría de los casos – nucleado por los stands provinciales y pude hallar los siguientes títulos que se inspiraban o que eran directamente sobre música: “Canto Quetral”, “Historia del Cancionero folklórico contemporáneo de La Pampa”,  “Estallido”, “Obras sanitarias”, “El Trovador: Historia de la música folclórica de Tucumán”, “Tributo a Oscar Alemán”, “El tango, el litoral y Paraguay”, cancionero oficial de la Escuela Nº296 “Presidente Ramón S. Castillo. Barrio La Chacarita”, “Música Fenicia”, libro poético de un escritor provincial.